«Casi medio siglo ha transcurrido desde que las aulas del Centro de Formación Profesional de Almagro “Antonio Calvín Guzmán” se convirtieron en el epicentro de las vivencias juveniles de una generación entera. Ahora, bajo el nombre de Instituto de Educación Secundaria “Antonio Calvín”, el edificio conserva su estructura original, aunque transformada por los avatares de las distintas reformas educativas y la evolución del tiempo.
Para muchos de nosotros, aquel lugar sigue siendo el testigo silente de años dorados, de inolvidables momentos de juventud, de los primeros amores y desafíos. A pesar de los cambios en el nombre y la redistribución de las aulas, el edificio sigue siendo un faro nostálgico que nos transporta a tiempos pasados.
Recordamos con cariño aquellos años de incipientes bigotillos, de moda setentera y ochentera, y de música que aún resuena en nuestros corazones. La Discoteca Pacos, con sus viernes de baile y diversión, sigue siendo el telón de fondo de muchos de nuestros recuerdos más preciados.
Aunque las reformas educativas y la evolución del Instituto han llevado a que ahora se imparta tambien enseñanza secundaria y las ramas de Formación Profesional hayan quedado reducidas a dos, para nosotros, sigue siendo el lugar donde comenzamos a forjar nuestro destino. Aunque la educación vocacional ha cedido terreno, la esencia del Instituto Antonio Calvín sigue viva en nuestra memoria.
Al pasar por su entrada, nos embarga un cosquilleo nostálgico que nos recuerda que una vez fuimos eternamente jóvenes. Es posible que aquellos años sean para nosotros la mejor época de nuestras vidas, pero el Instituto Antonio Calvín sigue siendo el faro que ilumina nuestro camino hacia el pasado.»
©Texto y e imagen: Vicente Galiano M
