Las festividades de Almagro continúan en su apogeo con la celebración de San Blas, el 3 de febrero, que marca el cierre de las festividades de los “Santos Viejos”. Esta tradición, que inicia con San Antón, sigue con San Ildefonso, La Virgen de la Paz y La Candelaria (que se celebra en la Ermita de San Pedro este fin de semana, 1 y 2 de febrero), se culmina con la devoción a San Blas, protector de las enfermedades de la garganta, y una de las celebraciones más emblemáticas de la ciudad.
Un homenaje lleno de tradición y devoción
San Blas es un santo muy venerado en Almagro, y su festividad tiene lugar en la iglesia que lleva su nombre. Esta iglesia, originalmente conocida como la ermita del Salvador, fue reconstruida en el siglo XVI gracias al apoyo de la familia Fugger, influyentes banqueros alemanes que se establecieron en Almagro tras obtener los derechos sobre las minas de Almadén.
Historia de la iglesia de San Blas
La iglesia de San Blas es un monumento que refleja la rica historia de Almagro. Construida sobre los cimientos de una ermita del siglo XVI, la iglesia fue reconfigurada por Jacobo Fugger y sus sobrinos para dar lugar a una estructura más imponente y digna de su devoción. La inscripción latina en la placa fundacional, ubicada sobre la puerta de entrada, señala el profundo vínculo de los Fugger con la ciudad y su agradecimiento a Dios por los beneficios que les otorgó:
“Al salvador máximo, cuanto hay y también lo que es de esperar, fuera y dentro de esta capilla, Jacobo Függer y los hijos de sus hermanos dedican como testimonio de piedad y religión. Yo doy, dono y dedico”.
La festividad: religión, cultura y tradición
Cada 3 de febrero, los habitantes de Almagro se reúnen en la iglesia de San Blas para celebrar la misa en honor al santo. La tradición más destacada durante la festividad es la bendición de las gargantillas, unos cordones que se cree protegen a las personas de las afecciones de la garganta. Estas gargantillas son un símbolo de la protección divina que los almagreños solicitan al santo.
A lo largo del día, además de los actos religiosos, hay diversas actividades culturales y festivas que permiten que tanto los vecinos como los visitantes disfruten de la festividad. Estas actividades fomentan la convivencia y ayudan a mantener vivas las costumbres que han marcado la identidad de la localidad a lo largo de los siglos.
Un templo con historia y arte
La iglesia de San Blas destaca por su arquitectura gótica tardía, con notables influencias renacentistas. La estructura incluye una nave única cubierta por bóvedas de crucería, las cuales presentan emblemas heráldicos que recuerdan la familia Fugger. El exterior, con su portada decorada en arenisca, atrae la atención de los visitantes, con detalles como el monstruo fabuloso esculpido en la entrada, una mezcla de águila, león y garras, un símbolo de protección.
El interior del templo no se queda atrás. Con un coro de madera finamente tallado y un sotocoro con artesonado decorado con rosetas, la iglesia es un ejemplo de la maestría arquitectónica de la época. Estos detalles, junto a los blasones de los Fugger que adornan diversos puntos del templo, le otorgan un carácter único y profundo.
Patrimonio cultural y turismo en Almagro
La iglesia de San Blas, junto con otros monumentos de la ciudad como el Corral de Comedias y el Palacio de los Fúcares, forma parte del Conjunto Histórico-Artístico de Almagro, declarado en 1972. Esta declaración resalta la riqueza cultural y arquitectónica de la ciudad, que atrae a turistas interesados en conocer el legado histórico y espiritual que ha perdurado por siglos.
Visitar la iglesia de San Blas y participar en sus festividades es una oportunidad única para descubrir la historia de Almagro y sumergirse en la devoción y el arte de la comarca. Las visitas guiadas a la iglesia permiten profundizar en detalles como los emblemas heráldicos de los Fugger y las reformas barrocas que dieron forma a su actual aspecto.
