La Federación de Fútbol de Castilla-La Mancha, que recientemente ha celebrado el éxito del Almagro FSF por su histórica clasificación a los octavos de final de la Copa de SM La Reina como único equipo superviviente de la región, ahora se encuentra en el ojo del huracán por una controvertida decisión. La final del Trofeo de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (JCCM) de fútbol sala femenino, que enfrenta al Chiloeches y al Almagro FSF, ha sido programada en el Pabellón Municipal de Chiloeches, ¡a pesar de que el Almagro FSF actúa como equipo local!
Este movimiento ha generado una ola de críticas y desconcierto en el ámbito deportivo, especialmente porque obliga al Almagro FSF a desplazarse 250 kilómetros para disputar un partido que debería jugarse en campo neutral.
¿Error o intención?
La lógica dictaría que una final de este calibre, que enfrenta a dos equipos de gran nivel, se celebre en un pabellón neutral que garantice igualdad de condiciones para ambos clubes. Sin embargo, la Federación parece haber ignorado este principio básico al favorecer de forma clara al equipo de Chiloeches, que jugará como visitante en su propia cancha.
El Almagro FSF, indignado por esta situación, ha reaccionado rápidamente, solicitando explicaciones y demandando que se busque una solución que respete la neutralidad y la equidad deportiva. Según declaraciones de fuentes autorizadas del fútbol sala femenino, esta decisión “parece más una provocación que un error logístico”.
Una fecha clave marcada por la controversia
La final está prevista para el miércoles 4 de diciembre a las 19:00. Mientras el Chiloeches tiene la ventaja de jugar en su cancha habitual, el Almagro FSF deberá enfrentar no solo al equipo rival, sino también el desgaste físico y logístico de un largo desplazamiento. Esto pone en entredicho la imparcialidad de la competición y la planificación de la Federación.
Una decisión que divide opiniones
Las reacciones a esta decisión no se han hecho esperar. Mientras que los aficionados del Chiloeches celebran la oportunidad de jugar en casa, los seguidores del Almagro FSF califican la medida como “una falta de respeto” y “un golpe a la deportividad”. Por otro lado, expertos en el ámbito deportivo han señalado que este tipo de decisiones pueden perjudicar la credibilidad de las competiciones regionales.
Un llamamiento a la reflexión
La Federación de Fútbol de Castilla-La Mancha se enfrenta ahora a un serio desafío. La comunidad deportiva demanda una rectificación inmediata que permita a ambos equipos competir en igualdad de condiciones. Además, se subraya la importancia de preservar los valores de la deportividad y el respeto en este tipo de competiciones.
De no tomarse medidas, este escándalo podría marcar un precedente negativo y ensombrecer el trabajo que la Federación ha venido realizando para promover el fútbol sala femenino en la región.
Por el bien del deporte y la buena marcha de las competiciones, la lógica y la neutralidad deben prevalecer. ¿Será capaz la Federación de rectificar y salvaguardar la esencia del fútbol sala femenino en Castilla-La Mancha?
