(Artículo sobre un vídeo de Raúl Ordóñez. Educación sobre tecnología, IA, markting y competencias digitales.)
En la era digital en la que vivimos, las redes sociales se han convertido en una parte integral de nuestras vidas. Compartimos momentos, pensamientos y experiencias con nuestros amigos y seguidores en línea. Sin embargo, cuando se trata de nuestros hijos, es importante considerar los riesgos asociados con subir fotos y videos de ellos a las redes sociales.
En primer lugar, debemos tener en cuenta el respeto a la privacidad de nuestros hijos. Como padres, es nuestra responsabilidad proteger su privacidad y permitirles decidir qué información desean compartir cuando sean lo suficientemente maduros. Subir imágenes y videos de ellos a las redes sociales sin su consentimiento les quita esa elección.
Además, existe el riesgo de que terceras personas malintencionadas hagan un mal uso de esas imágenes y contenidos. En los últimos tiempos, se ha hablado mucho sobre la creación de desnudos falsos de adolescentes mediante el uso de inteligencia artificial. Si bien esta manipulación de imágenes no es algo nuevo, la llegada de la inteligencia artificial ha facilitado la generación de contenido falso de manera rápida y sin muchos conocimientos técnicos.
Es importante tener en cuenta que estas inteligencias artificiales funcionan mejor cuando se entrenan con una gran cantidad de fotografías. Si hay muchas imágenes de nuestros hijos en internet, estamos facilitando la tarea a aquellos que buscan hacer un mal uso de ellas.
Esto no solo es relevante para los padres, sino también para los propios adolescentes que tienen su propio teléfono móvil y perfiles en redes sociales como TikTok o Instagram. En estos casos, es recomendable tener perfiles privados con acceso restringido a amigos y familiares cercanos. Sin embargo, incluso con estas precauciones, no podemos garantizar que no se produzcan situaciones indeseadas.
Es importante destacar que los avances tecnológicos también están a disposición de todos, incluyendo a aquellos que cometen delitos en línea. No deben pensar que pueden actuar impunemente en el anonimato de internet, ya que hoy en día es relativamente fácil rastrear a los responsables de estas acciones a través de los registros de su actividad en línea.
Por supuesto, la prevención no se limita solo a estas medidas. Es fundamental educar a los niños y adolescentes sobre el uso seguro y responsable de las redes sociales. Además, se requiere una regulación adecuada para abordar estas cuestiones y respaldar las situaciones que surgen con el avance de la tecnología en nuestra sociedad.
En la sociedad actual, el uso seguro y responsable de las redes sociales es fundamental. Sin embargo, aún falta mucho trabajo en términos de información y concienciación, tanto dentro como fuera del ámbito educativo. Es necesario educar a las personas sobre el buen uso de las redes sociales y establecer regulaciones y leyes que respalden esta labor, ya que, como ocurre con cualquier avance en la sociedad, surgen nuevas situaciones que requieren un marco legal.
Este marco legal debe incluir medidas coherentes y estar en consonancia con la ética. Es importante aprender de la historia, donde la tecnología y la ciencia siempre han sido herramientas para generar progreso y avances en la sociedad. La inteligencia artificial no es una excepción. Aunque recientemente hemos sido testigos de eventos negativos relacionados con su mal uso, es esencial no perder de vista los aspectos positivos que esta tecnología puede aportar.
La inteligencia artificial, cuando se utiliza de manera adecuada, tiene el potencial de ayudar a crear un mundo mejor. Ya estamos viendo cómo se aplica en numerosos campos, como la salud, donde se utiliza para la detección temprana de enfermedades. También puede contribuir a abordar problemas globales como la pobreza y el cambio climático.
Es importante destacar que la inteligencia artificial no es intrínsecamente buena o mala. Depende de cómo se utilice y de los valores éticos que se apliquen en su desarrollo y aplicación. Por eso, es crucial fomentar una cultura de responsabilidad y ética en el uso de esta tecnología.