Hoy, Almagro ya huele a feria. La esencia de nuestras tradiciones impregna cada rincón del pueblo, y el ambiente festivo se respira en las calles. La fachada del Ayuntamiento luce engalanada con sus mejores galas, dando la bienvenida a unas fiestas que, año tras año, unen a los almagreños en torno a la alegría y la nostalgia.
Este miércoles, el bullicio del mercadillo semanal se ha entrelazado con el ajetreo de los preparativos para la feria. Las terrazas de la plaza principal, animadas por el ir y venir de vecinos y visitantes, han sido el epicentro de la vida social, donde muchos aprovechan para ultimar detalles antes del inicio oficial de las festividades. Las amas de casa han salido con sus carritos, aprovisionando despensas con las mejores viandas, preparadas con cariño para agasajar a familiares que regresan al pueblo, atraídos por el calor de las tradiciones y la promesa de días inolvidables.
Los mayores, evocan con ternura los recuerdos de las ferias de antaño: “Caballitos de cartón, helados de hielo, algodón dulce, refrescos de zarzaparrilla…”. Estas palabras resuenan en los corazones de quienes vivieron aquellos momentos mágicos, cuando la calle Feria y la calle Madre de Dios se llenaban de vida y color, y los niños, de la mano de sus abuelos, recorrían los tenderetes con los ojos brillantes de ilusión.
Aquellas calles, Feria y Madre de Dios, con sus casetas y puestos de turrones, se convertían en un pequeño universo de sueños infantiles, culminando en la explanada del Ejido de Calatrava, donde las atracciones esperaban con su promesa de diversión y felicidad. La noria, los coches de choque, la ola, los caballitos, las sillas voladoras… todo acompañado por los aromas inconfundibles de los puestos de berenjenas, patatillas fritas, palomitas y las melodías que marcaban el ritmo de aquellos días.
Los tiempos han cambiado, pero el espíritu de la feria permanece intacto. Aunque ahora somos nosotros quienes llevamos a nuestros hijos o nietos de la mano, vemos en sus ojos el mismo brillo que un día fue nuestro. Como bien dicen nuestros mayores, “aquellas ferias se han transformado, pero el espíritu sigue siendo el mismo”.
Hoy, Almagro vuelve a oler a feria. Y con ello, vuelven los recuerdos, la ilusión y el inconfundible sabor de nuestras raíces.
Felices Fiestas!!
