Almagro, una joya en el corazón de Castilla-La Mancha, es una ciudad que respira historia. Nacida hace 800 años bajo el amparo de la Orden de Calatrava, ha evolucionado de ser un estratégico bastión militar a convertirse en un epicentro del teatro clásico y el turismo cultural. Las calles empedradas, plazas majestuosas y edificios históricos de Almagro son testigos mudos de un pasado glorioso que se proyecta hacia un futuro vibrante y prometedor.
Un origen militar con vocación de corte
En el primer cuarto del siglo XIII, tras la victoria cristiana en la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212, la Orden de Calatrava decidió establecer un nuevo centro desde donde administrar su vasto territorio: Almagro. Situada en una llanura bien comunicada, la ciudad nació amurallada, con una cerca de tierra y cuatro puertas principales, unidas por una red de caminos que facilitaban el control del entorno. En este enclave, la Orden levantó su corte, los Palacios Maestrales, un impresionante complejo que hoy alberga el Museo Nacional del Teatro.
La corte de los Reyes y los Maestres
Desde sus inicios, Almagro fue un lugar de poder. Aquí se reunieron los reyes de Castilla y los Maestres de las Órdenes Militares para resolver asuntos de importancia territorial y jurisdiccional. Alfonso X “El Sabio” presidió en 1273 unas cortes en Almagro, y Pedro I “El Cruel” también dejó su huella, aunque su visita terminó con la traición y captura del Maestre Juan Núñez de Prado. En tiempos modernos, el rey Juan Carlos I inauguró en 2004 el Museo Nacional del Teatro, reafirmando el vínculo de la ciudad con su ilustre pasado.
Almagro, un crisol de culturas y economía
En el siglo XIV, tras el pogromo de 1391, Almagro se convirtió en refugio para las influyentes familias judías de la región, que bajo la protección de la Orden de Calatrava, fortalecieron aún más la posición económica y social de la ciudad. El siglo XVI marcó la transformación de Almagro en una auténtica corte, un hervidero de actividad donde convivían mercaderes y artesanos de toda Europa.
La llegada de la banca Fugger y la construcción de espléndidos palacios renacentistas, como el Palacio Fúcares (hoy Casa Palacio Juan Jédler), consolidaron el estatus de Almagro como un centro de poder económico y cultural. Además, la Universidad Nuestra Señora del Rosario, fundada en 1574, se convirtió en un semillero de conocimiento, precursor de la actual Universidad de Castilla-La Mancha.
El teatro, alma de Almagro
Almagro ha sabido cultivar su identidad teatral desde el siglo XVII, cuando Leonardo de Oviedo financió la construcción del Corral de Comedias, un teatro que aún hoy sigue en pie y en uso. El Corral de Comedias, junto con la remodelada Plaza Mayor, se convirtió en el epicentro de la vida social y cultural, atrayendo a compañías teatrales de todo el reino.
El siglo XIX vio el surgimiento de nuevas infraestructuras como el Teatro Principal, y el redescubrimiento del Corral de Comedias en 1952 marcó el inicio de una nueva era teatral para Almagro. Desde entonces, la ciudad ha sido el escenario de eventos tan destacados como el Festival Internacional de Teatro Clásico, que cada año atrae a miles de visitantes.
Almagro hoy: Patrimonio vivo y futuro prometedor
Hoy en día, Almagro es un destino turístico de primer orden, reconocido por su impresionante patrimonio arquitectónico y su vibrante escena teatral. Declarada Ciudad Conjunto Histórico Artístico en 1972, Almagro ha sabido conservar y restaurar sus joyas arquitectónicas, como la Plaza Mayor, la Iglesia de Madre de Dios y numerosos palacios y conventos.
En 2022, Almagro celebró el 50 aniversario de su declaración como Conjunto Histórico Artístico, un reconocimiento a su “conjunción poco frecuente de valores históricos y artísticos”. Con el Parador Nacional inaugurado por la Reina Sofía en 1979, la ciudad ha consolidado su posición como un destino cultural de referencia, donde teatro y patrimonio conviven en armonía, ofreciendo a los visitantes una experiencia única que conecta el pasado con el presente y proyecta a Almagro hacia un futuro lleno de vida y arte.
Almagro es, sin duda, un lugar donde la historia cobra vida, un escenario natural para el teatro y un testimonio de la rica herencia cultural de España.