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jueves, noviembre 13, 2025

Sixto Lozano, el magnate que revolucionó Almagro y murió en silencio

Así fue la vida brillante y el final trágico del hombre que modernizó Almagro

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En el marco de la reciente Visita Guiada al Cementerio Municipal de Almagro, dirigida por el profesor e historiador almagreño Francisco Asensio, vecinos y visitantes participaron en un recorrido divulgativo que abrió una ventana excepcional a la memoria histórica, patrimonial y social de la localidad. La actividad, organizada con carácter cultural, permitió rescatar episodios poco conocidos y documentados del pasado almagreño a través de sus protagonistas y espacios funerarios.

La primera parada tuvo lugar en la antigua Sala de Autopsias, hoy reconvertida en un pequeño espacio museístico donde se conservan algunas de las lápidas más antiguas del camposanto. Entre ellas destaca la dedicada al General Felipe de Mendicuti, sobre la cual Asensio ofreció una minuciosa disertación que permitió contextualizar su relevancia histórica y su vinculación con Almagro. (Ver artículo)

Tras este acercamiento patrimonial, los asistentes se desplazaron al primer patio del cementerio, donde la ruta adquirió una especial relevancia al detenerse ante la tumba de Sixto Lozano Galiano, fallecido el 6 de mayo de 1923 a los 61 años de edad. Asensio dedicó una disertación in situ que repasó la vida, obra y controversias de una de las figuras más singulares del Almagro de finales del siglo XIX y principios del XX.

La vida y el legado del primer gran emprendedor almagreño

Nacido en 1861, Sixto Lozano Galiano fue un visionario adelantado a su tiempo. Tras formarse en las regiones pioneras de la producción industrial de conservas vegetales —Murcia y La Rioja—, regresó a Almagro decidido a implantar un modelo empresarial totalmente novedoso en la comarca. En 1900 fundó La Calatrava, la primera fábrica de conservas vegetales de Almagro, cuya actividad comenzó tras solicitar la licencia correspondiente al Instituto Nacional de Patentes y Marcas en 1899. El establecimiento estuvo operativo hasta 1912 y se ubicaba en la actual calle Encomienda, en una amplia casa conocida por haber albergado la zona de producción en su parte posterior.

De aquella iniciativa industrial —pionera en la ciudad— se conservan hoy documentos y elementos gráficos registrados en el Instituto Nacional de Patentes y Marcas, testimonio del impulso emprendedor de Lozano Galiano, quien supo ver el potencial de productos locales tan emblemáticos como las berenjenas, el asadillo o el tomate.

Su vida personal también marcó un ascenso social notable: contrajo matrimonio con Cesárea Beneytez Beneytez, hija de José Beneytez, uno de los grandes propietarios y comerciantes de Almagro, vinculado a actividades bancarias, bodegueras, textiles y agrícolas. De esa unión nacieron dos hijas, Amparo y Estrellita Lozano, siendo esta última recordada en la tradición oral de la localidad por anécdotas curiosas relacionadas con los usos y costumbres domésticos de la época.

Un político influyente en la provincia de Ciudad Real

Además de su faceta empresarial, Sixto Lozano Galiano desarrolló una intensa vida política. Vinculado al Partido Conservador, fue diputado provincial por Almagro y llegó a ocupar la Presidencia de la Diputación de Ciudad Real en 1907, un cargo desde el que impulsó diversas iniciativas de desarrollo territorial y social. Su posición de influencia se consolidó tanto en la esfera local como provincial, convirtiéndose en una figura de referencia en el Almagro de su tiempo.

El Balneario de la Fuensanta: De enclave histórico a centro de prestigio

Uno de los capítulos más destacados de su legado fue la transformación del Balneario de la Fuensanta, propiedad heredada por su esposa tras la fortuna familiar. Ubicado en la carretera que conecta Ciudad Real con Aldea del Rey, el balneario —conocido desde el siglo XVI por sus aguas ferruginosas— había pertenecido al infante Carlos María Isidro antes de pasar por diversas manos hasta llegar a la familia Beneytez.

Sixto Lozano Galiano impulsó una profunda modernización del establecimiento, que llegó a contar con 200 habitaciones, un sistema de transporte propio para visitantes desde Ciudad Real y una oferta de servicios que lo convirtió en uno de los centros vacacionales más prestigiosos del territorio durante las temporadas estivales, del 1 de junio al 31 de septiembre.

Un final trágico que marcó a la sociedad almagreña

Pese a su éxito empresarial y político, los numerosos negocios que gestionaba terminaron por sobrepasarle. Agobiado por las cargas económicas y administrativas, Sixto Lozano Galiano se quitó la vida el 6 de mayo de 1923, disparándose en la cabeza. Su trágico final dejó una profunda conmoción en Almagro, no solo por la pérdida del que había sido un referente, sino porque en aquella época la Iglesia no acompañaba litúrgicamente los funerales de quienes se suicidaban. Aun así —según recordó Asensio durante la visita— el sacerdote de la localidad acudió a rezar por deferencia hacia la familia, aunque el cortejo fúnebre fue escaso y discreto.

Una visita que reivindica la memoria colectiva de Almagro

La Visita Guiada al Cementerio, impulsada con fines culturales y divulgativos, permitió a los asistentes descubrir episodios esenciales para comprender la evolución económica, social y humana de Almagro en los últimos siglos. A través de figuras como Sixto Lozano Galiano, Francisco Asensio subrayó la importancia de preservar y difundir el patrimonio local, no solo desde la arquitectura o el arte funerario, sino también desde las vidas que marcaron el devenir del municipio.


Fuentes: Visita Guiada al Cementerio Municipal de Almagro. Testimonio e investigación de Francisco Asensio, profesor e historiador almagreño.

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