Piedrabuena ha vuelto a vestirse de tradición, emoción y color con la celebración de sus emblemáticas Cruces y Mayos, una festividad que ha resonado este año con fuerza no solo en las calles del municipio, sino también en el corazón de Castilla-La Mancha. El vicepresidente segundo del Gobierno regional, José Manuel Caballero, ha encabezado el respaldo institucional para que esta fiesta logre el merecido reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional, subrayando su singularidad, riqueza cultural y profundo arraigo en la identidad colectiva del territorio.
Durante la inauguración de esta edición, Caballero, acompañado del alcalde de Piedrabuena, José Luis Cabezas, recorrió varias de las impresionantes cruces erigidas por vecinos y peñas, y escuchó con emoción los mayos interpretados por los grupos musicales que, como cada año, llenan de vida las noches primaverales de la localidad. “Es una fiesta que une generaciones, que se mantiene viva por la implicación total del pueblo y que es, sin duda, una de las expresiones más puras de nuestra cultura popular”, declaró el vicepresidente.
Una tradición viva que cautiva a generaciones
La fiesta de las Cruces y los Mayos es mucho más que una celebración: es una expresión viva del alma de Piedrabuena. Sus raíces se hunden en el tiempo, en la antigua costumbre de los mozos que, al llegar mayo, salían a rondar a las mozas con instrumentos, canciones e ingenio. A día de hoy, esa esencia permanece intacta y enriquecida, gracias a la mezcla entre composiciones tradicionales transmitidas por la cultura oral y las improvisaciones personales que reflejan vivencias y sentimientos actuales.
Las cruces, auténticas obras de arte efímero, son elaboradas con mimo incluso con meses de antelación. Vecinos, familias y peñas se unen por devoción, promesa o simple amor a la tradición, para crear auténticos altares florales y simbólicos que convierten las calles, patios y rincones de Piedrabuena en un recorrido lleno de espiritualidad y belleza.
El respaldo institucional: Una apuesta por las raíces
“Desde el Gobierno regional queremos no solo proteger estas tradiciones, sino también promoverlas como lo que son: un reclamo turístico, cultural y emocional de primer orden”, enfatizó Caballero. En este sentido, reiteró el firme compromiso del Ejecutivo de Emiliano García-Page con el mantenimiento y proyección de estas expresiones culturales que fortalecen la identidad del territorio.
Este respaldo se enmarca también dentro de una estrategia más amplia de promoción del turismo rural, que está dando resultados extraordinarios. En palabras del vicepresidente segundo, “Castilla-La Mancha ha registrado el segundo mejor mes de marzo en la historia del turismo rural, con casi 31.700 viajeros y más de 62.600 pernoctaciones, a pesar de no coincidir con Semana Santa”. Destacó especialmente que Ciudad Real ha sido la provincia española con mayor crecimiento en la llegada de viajeros rurales, con un incremento del 62%, y la segunda en crecimiento de pernoctaciones.
Tradición como motor de futuro
Caballero explicó que estos datos no son casualidad, sino fruto de una apuesta decidida por convertir la región en un destino rural de referencia, donde el patrimonio histórico, natural y gastronómico se entrelaza con el cultural. En este contexto, las Cruces y Mayos de Piedrabuena se erigen como un símbolo perfecto de lo que Castilla-La Mancha ofrece al visitante: autenticidad, hospitalidad y una riqueza inmaterial que no deja indiferente a nadie.
“Cuidar nuestras raíces y mostrarlas con orgullo al mundo es también una forma de construir futuro. Porque nuestras fiestas populares no solo son memoria, son también palanca de desarrollo económico y social para nuestros pueblos”, concluyó el vicepresidente.
Piedrabuena, ejemplo de identidad
Las noches de mayo en Piedrabuena están marcadas por el canto emocionado de los mayos, por las calles llenas de vecinos y visitantes que recorren el pueblo entre luces, flores y promesas. Una localidad entera que se vuelca en una celebración que ya no es solo suya, sino patrimonio compartido, que aspira con fuerza y justicia al reconocimiento nacional.
Con el impulso del Gobierno de Castilla-La Mancha, el compromiso del municipio y la admiración de quienes cada año se acercan a vivir esta experiencia, las Cruces y Mayos de Piedrabuena dan un paso más hacia el lugar que merecen en el mapa festivo de España. Porque pocas fiestas son tan genuinas, tan sentidas, tan capaces de mostrar el alma de un pueblo como esta.