La noche del 1 de mayo, Almagro volvió a rendirse a una de sus tradiciones más queridas y profundamente enraizadas: los mayos manchegos. Como cada año, cuando abril da paso a mayo, los mozos del pueblo, vestidos con el traje típico regional, salieron en ronda para cantar a las mozas solteras y a la Cruz, llenando las calles con coplas que evocan siglos de historia, religiosidad y sentimiento popular.
En esta ocasión, la Asociación Folclórica “Tierra Roja” fue la encargada de abrir el calendario festivo, iniciando los cánticos ante la Cruz instalada en un lugar emblemático: la Plaza Mayor de Almagro. A los pies de este monumento, cargado de simbología, se entonaron las tradicionales letras que, desde tiempos inmemoriales, dan la bienvenida al mes de mayo. No faltaron versos dedicados al amor, a la esperanza, a la primavera ni, por supuesto, a la fe.
La cita fue una celebración, un homenaje colectivo a las raíces de un pueblo que se niega a olvidar sus tradiciones. Decenas de personas se congregaron para presenciar una velada en la que el folclore y la devoción se fundieron en un mismo canto, demostrando que las tradiciones no solo se mantienen, sino que siguen emocionando.
Los mayos manchegos tienen una particularidad que los diferencia de otras celebraciones similares en España: la combinación de lo profano y lo sagrado. Por un lado, están los cantos a las jóvenes, a las “mozas”, con letras que, aunque conservan el respeto, no carecen de picardía ni de sentimiento. Por otro, se rinde homenaje a la Santa Cruz, decorada con flores, mantones y otros elementos típicos que embellecen y realzan su presencia en calles, plazas y ermitas.
Fiesta de la Santa Cruz en la Calle Bolaños
Este sábado, 3 de mayo, Día de la Cruz, la fiesta continuará con una verbena popular en la calle Bolaños, donde los vecinos y visitantes podrán disfrutar de la música y del baile. Será el colofón a una semana marcada por la tradición, donde Almagro ha demostrado, una vez más, su capacidad para conjugar el pasado con el presente, el recuerdo con la celebración.
Así, entre coplas, guitarras, bandurrias y trajes regionales, la ciudad encajera ha dado la bienvenida a mayo. Un mes que, en esta tierra, no solo significa primavera, sino memoria y cultura viva. Los cánticos de esta pasada noche son la voz de un pueblo que canta su historia.
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