La provincia de Ciudad Real ha dado hoy un paso de gigante en la recuperación de su patrimonio histórico y cultural con la rehabilitación de la Venta de Borondo, uno de los edificios más emblemáticos del imaginario cervantino y la arquitectura tradicional manchega. El presidente de la Diputación, Miguel Ángel Valverde, acompañado por la diputada provincial María Antonia Álvaro, ha visitado esta mañana las obras de recuperación de este Bien de Interés Cultural (BIC), situado en el paraje de los Campos de Ureña, a los pies de la Sierra Pelada de Daimiel.
Un lugar que no solo respira historia, sino también literatura, ya que muchos expertos coinciden en señalar que fue aquí donde Cervantes se inspiró para narrar el episodio en el que Don Quijote es armado caballero. En definitiva, una joya patrimonial que llevaba años languideciendo y que, gracias a una inversión de 190.000 euros aportada por la Diputación dentro del programa de Infraestructuras Turísticas, comienza una nueva etapa con vistas al turismo cultural y la puesta en valor del legado manchego.
Un compromiso institucional con el pasado y el futuro
Durante su intervención, Miguel Ángel Valverde ha destacado el coraje del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Daimiel por asumir la titularidad del inmueble tras su cesión por parte de la familia propietaria en 2022. “Es una decisión valiente y responsable”, ha dicho, “porque hablamos de un inmueble único que representa un exponente del siglo XVI, una venta cervantina que forma parte del alma de Ciudad Real y de la universal obra de El Quijote”.
Valverde ha subrayado también el papel protagonista de la Diputación Provincial como única administración que ha asumido la financiación efectiva de esta fase de rehabilitación. Ha lamentado la falta de implicación tanto del anterior equipo de gobierno provincial como de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, institución que declaró el edificio BIC en 2007 pero “nunca asumió su mantenimiento ni aportó recursos”.
De ruina a referente turístico
La intervención realizada ha consistido principalmente en la consolidación de las cubiertas, el encalado del conjunto y la limpieza de los alrededores, una actuación que representa el inicio de un plan más ambicioso para la recuperación integral de este icono cultural. La arquitecta municipal, Belén Bercebal, ha detallado cómo se ha replicado fielmente la armadura de madera original tras reforzar los muros, utilizando técnicas tradicionales para preservar la autenticidad del edificio.
“La venta llevaba cinco siglos en pie, y ahora puede afrontar otros tantos más”, ha afirmado Valverde, quien ha reafirmado su intención de continuar impulsando futuras fases de restauración, incluso con el objetivo de recuperar la funcionalidad que tuvo en el siglo XVI como lugar de acogida y descanso de viajeros.
Un proyecto que suma apoyos
El alcalde de Daimiel, Leopoldo Sierra, ha agradecido el apoyo decidido de la Diputación y ha recordado que fue la Asociación Cultural Venta de Borondo y Patrimonio Manchego la que, en 2016, encendió la chispa de la recuperación con la restauración de la torre en peligro de derrumbe. “Sin su trabajo y sin la cesión formalizada en 2022 por los propietarios, hoy no estaríamos aquí”, ha subrayado Sierra, quien también ha tenido palabras de gratitud para los técnicos municipales, la concejalía de Urbanismo y el empresario Rafael Gómez, responsable de la obra.
Sierra ha compartido su deseo de que este enclave histórico se convierta en un punto emblemático del turismo cultural de La Mancha, en la línea de espacios como la Motilla del Azuer. “Hemos iniciado un camino que no podemos abandonar. Esta restauración tiene que ser el punto de partida para un proyecto de mayor envergadura”, ha afirmado.
Cervantes, Don Quijote y la Mancha eterna
La Venta de Borondo es mucho más que un edificio. Es un símbolo de identidad, una pieza clave en la Ruta del Quijote y una muestra viva de la arquitectura popular manchega. Sus muros encalados, sus tejados recuperados y su localización privilegiada la convierten en un lugar idóneo para la recreación, la divulgación y el turismo literario.
“El Quijote es Ciudad Real. Y esta venta es una prueba de ello”, ha sentenciado Valverde. Palabras que resumen la dimensión cultural y emocional del proyecto, que enlaza el presente con el pasado y proyecta a Daimiel como uno de los referentes de la herencia cervantina.
Un futuro con nuevos recursos para los BIC
Finalmente, Valverde ha adelantado que la Diputación continuará apoyando este tipo de iniciativas con una nueva línea de ayudas para 2025 dotada con un millón de euros, destinada a la recuperación y mantenimiento de Bienes de Interés Cultural en la provincia. Un programa que ya ha intervenido en enclaves como Almagro, Villanueva de los Infantes, Moral de Calatrava y la pedanía de Viso del Marqués.
Con esta actuación, Ciudad Real consolida su papel como custodio del legado cervantino y demuestra que el patrimonio no es solo un vestigio del pasado, sino una oportunidad para el futuro, el desarrollo rural y el turismo sostenible.
La Venta de Borondo ha comenzado una nueva vida. Y con ella, una nueva página en la historia de La Mancha y del Quijote.