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miércoles, septiembre 10, 2025

La paradoja de Echanove: ¿Miedo o convicción para sostener un gobierno?

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Las recientes declaraciones del actor Juan Echanove en el Festival de Almagro, defendiendo la permanencia del actual Gobierno de Pedro Sánchez como un dique ante la ultraderecha, no solo son decepcionantes, sino que revelan una preocupante ceguera ante la realidad política y social de España. Reducir la complejidad de la gobernabilidad a un mero “voto del miedo” frente a un enemigo común es una estrategia que, además de simplista, legitima un status quo cada vez más insostenible.

Echanove, con la autoridad que le confiere su reconocida trayectoria artística —y, curiosamente, horas antes de recibir un premio de un sindicato afín a la órbita gubernamental—, ha verbalizado lo que muchos en la izquierda parecen asumir: que la debilidad del Gobierno de Sánchez no importa tanto como la amenaza de un posible ejecutivo de PP y Vox. “La amenaza de la extrema derecha es lo único que mantiene vivo este gobierno”, ha sentenciado. Esta afirmación, más que una denuncia, suena a una justificación cínica de una gestión que, por sus propios méritos, apenas se sostiene.

¿Es que acaso los innumerables problemas que aquejan a España —la precarización económica, la polarización social, la erosión institucional, la creciente desconfianza en la clase política— deben ser ignorados en aras de evitar un mal mayor? Defender “importantísimo mantener este gobierno” bajo el único argumento del “riesgo” de la ultraderecha es aceptar implícitamente que la actual administración, con todas sus carencias y errores, es el único baluarte democrático. Esta narrativa no solo es falsa, sino peligrosa, porque despoja a los ciudadanos de su capacidad crítica y los condena a una elección entre dos extremos, en lugar de aspirar a una gobernanza de calidad.

Echanove advierte sobre el “retroceso de derechos” en comunidades autónomas gobernadas por la derecha y la ultraderecha, un argumento recurrente y, en ocasiones, válido. Sin embargo, ¿acaso la defensa de los derechos debe pasar por mantener a un gobierno que, aun con un ideario progresista, ha demostrado su ineficacia para mejorar la vida de muchos españoles, o que ha cedido a pactos que, para una parte de la población, resultan profundamente cuestionables? El progresismo que reivindica el actor, “sin matices” y “sin que le duelan prendas”, parece olvidar que ser de izquierdas también implica autocrítica y exigencia.

La retórica del miedo a la ultraderecha, aunque comprensible para algunos, se ha convertido en una carta blanca para el inmovilismo y la justificación de cualquier política, por deficiente que sea. Esta postura no solo subestima la inteligencia de los ciudadanos, sino que también debilita la propia democracia al reducir el debate político a una dicotomía simplista. La verdadera amenaza no es solo quién gobierna, sino cómo se gobierna y si la ciudadanía, más allá de los miedos, puede aspirar a algo mejor.

Manuel García Sánchez

(Nota de la Redacción: Las Opiniones de usuarios y colaboradores no tiene por qué corresponderse forzosamente con la línea editorial de Almagro Noticias, la cual promueve la pluralidad de opiniones en el marco de los principios y valores sobre los que se sustenta.)
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