En una mañana tensa y cargada de reproches, el Ayuntamiento de Almagro ha vivido un pleno extraordinario que ha culminado con la investidura del socialista Francisco Ureña como nuevo alcalde, tras prosperar la moción de censura presentada por su grupo municipal con el apoyo de Genaro Galán, del partido “Por Almagro”. El hasta ahora alcalde, Francisco Javier Núñez, no ha escatimado en críticas hacia esta maniobra política, defendiendo con vehemencia su gestión durante los dos años al frente del consistorio y denunciando la falta de transparencia y argumentos sólidos por parte de los proponentes de la moción.
Desde el inicio de su intervención, Núñez manifestó la “falta de respeto” ante la actitud mostrada en los diez días previos, lamentando la ausencia de explicaciones claras a los ciudadanos de Almagro sobre las razones que motivaban esta moción de censura. Con un tono firme, el alcalde saliente reprochó a Francisco Ureña su comparecencia en el pleno sin un programa electoral definido, echando en falta iniciativas y propuestas concretas para el futuro de la ciudad, más allá de una “clase” sobre el funcionamiento del pleno.
Núñez rebatió el argumento inicial de Ureña, quien se remitió al pleno de investidura donde el partido más votado accede a la alcaldía en ausencia de mayoría absoluta. El ya ex-alcalde recordó que han transcurrido dos años y que, para derrocar a un alcalde en ejercicio, se requiere una justificación sólida y no una simple suma aritmética de concejales. En este sentido, acusó a los promotores de la moción de haber actuado de forma “escondida” durante diez días, presentándose en el pleno únicamente para cumplir un trámite y “colgarse la foto”.
En un punto especialmente significativo de su discurso, Francisco Javier Núñez abordó la alianza entre el Partido Socialista y Genaro Galán, recordando el historial de “confrontación judicial y personal” entre ambos durante los últimos 30 años. Con incredulidad, cuestionó la viabilidad de un entendimiento futuro entre quienes históricamente han mantenido posturas irreconciliables.
El alcalde saliente no dejó pasar la oportunidad de referirse a los resultados electorales, recordando que ganó las elecciones por un estrecho margen de 45 votos y que existían 1.000 votos más en la ciudad a favor de un cambio político. En este contexto, ironizó sobre la llegada de Ureña “sin programa y sin nada que aportar”, sugiriendo que su único objetivo era sumar un nuevo “trofeo” personal.
Núñez defendió con orgullo el “importante trabajo” realizado por su equipo de gobierno y las “importantes inversiones” preparadas para Almagro hasta 2027, incluyendo una nueva urbanización, la rehabilitación de la antigua universidad, mejoras en espacios deportivos, la renovación del Paseo de la Plaza de los Toros y múltiples obras en todos los barrios gracias a una “gestión económica sin precedentes”.
En su defensa, también destacó la solución dada al problema de la guardería, la garantía del servicio de estancias diurnas para mayores (a pesar de su paralización actual en la Junta), la buena salud de las tradiciones locales (mencionando la feria y el festival), la activación de Almagro durante todo el año con una extensa programación y el aumento de vecinos y visitantes durante su mandato. Subrayó la “saneada” situación de las cuentas municipales, el pago de facturas, la recuperación de la confianza de proveedores e inversores, la mejora de la seguridad y el fortalecimiento de las relaciones institucionales.
Un punto crucial de su argumentación se centró en la expulsión de Genaro Galán de su equipo de gobierno, justificándola por una serie de “antecedentes” que incluían el incumplimiento de una orden judicial, la nula transmisión de información, problemas con instituciones y asociaciones (como el INAEM y el Obispado), y la cesión irregular de espacios municipales sin su conocimiento ni autorización. Núñez aludió incluso a un documento de renuncia de la empresa a la que Galán cedió dichos espacios.
Con dureza, Núñez cuestionó el “acercamiento” entre el Partido Socialista y Galán, recordando las graves acusaciones vertidas por este último contra Francisco Ureña y otros miembros del PSOE durante la campaña electoral, incluyendo acusaciones de “enchufismo” y “persecución” a quienes pensaban diferente. Se preguntó retóricamente cuál de los 600 votos obtenidos por Galán contra Ureña era el que ahora lo investía como alcalde, calificando la situación como una “vergüenza” similar a los pactos nacionales.
El alcalde saliente advirtió sobre el perjuicio que esta moción de censura podría causar a los intereses de Almagro, justo cuando su trabajo comenzaba a dar frutos. Con ironía, señaló a Ureña y Galán haciendo “cuentas en interés propio” y les instó a ofrecer argumentos más allá de la simple aritmética.
Núñez planteó interrogantes sobre las motivaciones de este pacto, preguntando por qué no se produjo hace dos años y si el objetivo era “parasitar” el trabajo y los logros de su equipo. Criticó la actitud “escondida” de algunos durante los días previos y la falta de explicaciones al pueblo de Almagro, considerando que se había tomado una decisión “a espaldas” de la ciudadanía y con un “rechazo mayoritario de las urnas”.
Finalmente, Francisco Javier Núñez se despidió agradecido por la oportunidad de haber sido alcalde, pidiendo disculpas si alguien se sintió ofendido por sus decisiones, pero asegurando que siempre actuó en defensa del interés general de Almagro. Asumiendo el resultado con respeto democrático, agradeció la confianza de quienes apostaron por su proyecto y reafirmó su compromiso con Almagro, con la dignidad de la institución y con una política limpia. Concluyó advirtiendo que Almagro “no está en venta” y que no se rendirá ante lo que considera “la mayor traición de nuestra reciente historia democrática”, apelando a una nueva oportunidad en las urnas en 2027 para “corregir la vergüenza de la política actual”.