La tarde del 20 de abril marcó un hito en la tauromaquia española con la primera clase práctica del I Certamen de la Escuela Taurina de Ciudad Real, celebrada en la Plaza de Toros “José Ruiz Calatraveño” de Bolaños de Calatrava. Bajo un cielo soleado pero azotado por rachas de viento, seis novilleros de distintas escuelas taurinas del país demostraron su valentía y destreza ante novillos de la ganadería Víctor y Marín, cuyo excelente juego elevó el espectáculo. El evento no solo consolidó el compromiso con la formación taurina, sino que también rindió tributo al histórico torero Miguel Barón “El Niño de la Cerámica”, en el 50 aniversario de su presentación en su pueblo natal.
El escenario: Bolaños de Calatrava y su tradición taurina
La Plaza de Toros de Bolaños, testigo de innumerables gestas, volvió a vibrar con el entusiasmo de un público entregado. A pesar del viento racheado, que complicó las labores de los jóvenes toreros, el ambiente fue de celebración. El coso, que reabrirá sus puertas el próximo 20 de abril para una corrida formal, sirvió como aula magistral para los alumnos de las escuelas de Córdoba, Toledo, Ciudad Real, Castellón y Valencia.
Protagonistas: Novillos y novilleros en acción
Los novillos de Víctor y Marín robaron protagonismo con su bravura y nobleza. Dos de ellos —el tercero y el sexto— fueron premiados con la vuelta al ruedo, un reconocimiento a su calidad. Su presentación impecable y encaste exigente pusieron a prueba a los aprendices, quienes respondieron con voluntad y técnica.
Manuel Quintana (Córdoba):
El único en recibir una oreja (con aviso), Quintana enfrentó un eral áspero que limitó sus opciones. Destacó en verónicas y un inicio prometedor, aunque su manejo de la espada dejó margen para mejorar.
Raúl Caamaño (Toledo):
El más redondo de la tarde. Ante un novillo noble y con clase, Caamaño deslumbró por su dominio del derecho, cosechando dos orejas y el aplauso unánime.
Juan Robles (Ciudad Real):
Brindó la muerte de su novillo —premiado con la vuelta al ruedo— al presidente de la Diputación y alcalde de Bolaños, Miguel Ángel Valverde. Aunque el viento lo sobrepasó en momentos, su valentía al entrar a matar y una estocada certera lo coronaron con dos orejas.
Izan Bermejo (Castellón) y Salvador Ruiz (Ciudad Real):
Bermejo sufrió un revolcón en un quite, pero mostró temple. Ruiz, en cambio, brilló con derechazos y un toreo elegante, cerrando su faena con ayudados por alto. Ambos salieron con dos orejas.
Iker Rodríguez (Valencia):
Se enfrentó a un jabonero humillador que probó su temple. A pesar de las dificultades, logró la vuelta al ruedo, consolidándose como uno de los favoritos del público.
Homenaje a Miguel Barón y repercusión del evento
Antes del inicio, se honró la trayectoria de Miguel Barón “El Niño de la Cerámica”, en un emotivo acto que recordó su legado en el 50 aniversario de su debut en Bolaños. Este gesto conectó la tradición con el futuro, simbolizando la continuidad de la tauromaquia.
Cinco de los seis novilleros salieron en hombros, evidenciando la calidad del espectáculo. Las clases prácticas, gratuitas y enfocadas en formar afición, cumplieron su objetivo: revelar el potencial de una generación que “maneja los trastos con seriedad y arte”, según críticos locales.
Reflexiones y próximos pasos
Aunque el viento fue un adversario inesperado, la tarde dejó claro que las Escuelas Taurinas españolas están forjando toreros con futuro. Raúl Caamaño (Toledo) y Juan Robles (Ciudad Real) emergieron como figuras a seguir, mientras que ganaderías como Víctor y Marín refuerzan su papel clave en la formación.
El próximo desafío será el 31 de mayo en Torralba de Calatrava, donde los novilleros buscarán consolidar su técnica. Mientras tanto, Bolaños de Calatrava ya prepara su corrida del 20 de abril, un evento que promete mantener viva la llama de una tradición que, lejos de apagarse, se renueva con sangre joven.