«Todavía estaba hablando cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo numeroso con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El que le iba a entregar les había dado esta señal: —Aquel a quien yo dé un beso, ése es; prendedle. Y al instante se acercó a Jesús y le dijo: ¡Salve, Maestro!, y le dio un beso. Jesús le dijo: —Amigo, ¿a qué vienes?
Entonces aquellos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron. En esto, uno de los que estaban con Jesús echó mano a su espada, la sacó e, hiriendo al siervo del Sumo Sacerdote, le llevó la oreja. Dícele entonces Jesús: —Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen la espada, a espada perecerán. ¿O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, quien pondría al punto a mi disposición más de doce legiones de ángeles? Pero, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?
Entonces dijo Jesús a la gente: —¿Habéis venido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? Todos los días me sentaba en el Templo para enseñar y no me detuvisteis. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas.
«Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron».
Almagro volvió a vestirse de solemnidad y devoción en la noche del Jueves Santo, con la salida de la Procesión del Prendimiento, una de las más esperadas de la Semana Santa almagreña. A las 21:00 horas, puntualmente, partía desde la ermita de Santa Ana la comitiva de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, la más antigua de la localidad con documentos que datan de 1552, y que, fiel a su cita anual, volvió a llenar de recogimiento las calles del centro histórico.
Tres pasos sobre ruedas y una escena central que sobrecoge
Los tres pasos que componen esta procesión –Oración en el Huerto (1942), Beso de Judas (1957) y Nuestra Señora de los Dolores (1967)– recorrieron las calles sobre ruedas, acompañados por los nazarenos con túnicas granates y capirotes blancos, siguiendo el recorrido tradicional: Jerónimo Ceballos, Gran Maestre, Plaza Mayor (donde tiene lugar el Prendimiento), San Agustín, Encomienda, Arzobispo Cañizares, Diego de Almagro, Federico Relimpio, Bernardas, Plaza de Santo Domingo, Nieves, regreso a Plaza Mayor, Gran Maestre y llegada nuevamente a Santa Ana sobre las 23:00 horas.
Uno de los momentos más esperados y simbólicos tuvo lugar, como es tradición, en la Plaza Mayor de Almagro, donde la procesión se detuvo para vivir el Prendimiento de Jesús. Tras la lectura del pasaje evangélico, la Compañía Romana irrumpió en la plaza dividiéndose en dos formaciones que rodearon el paso del Beso de Judas, escenificando la traición de Judas, la llegada de los soldados romanos y el arresto de Cristo. Una escena cargada de fuerza visual, dramatismo y recogimiento, aplaudida por cientos de fieles que abarrotaban la plaza.
Novedades en el paso de la Oración en el Huerto
La edición de este año contó con una destacada novedad: la restauración del paso de la Oración en el Huerto, obra que ha sido llevada a cabo por el prestigioso imaginero José Miguel Tirao de Carpio, natural de Torredonjimeno (Jaén). La intervención ha incorporado un nuevo sistema de articulación a las figuras del Cristo y el ángel confortador, además de importantes mejoras en la policromía, devolviéndole todo su esplendor a este conjunto escultórico que cumple más de ocho décadas procesionando en Almagro.
Acompañamiento musical de altura y gran participación
El cortejo procesional estuvo acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores de la Compañía Romana y la Banda de Música de Almagro, que con sus marchas procesionales pusieron el acompañamiento sonoro perfecto a esta noche tan señalada para los almagreños. La solemnidad de las marchas, unida a la cuidada puesta en escena y la profunda devoción de los hermanos de la Vera Cruz, convirtió la noche en una manifestación de fe profundamente arraigada en el pueblo.
Una Hermandad con más de 470 años de historia
La Hermandad de la Santa Vera Cruz continúa investigando sus orígenes, aunque ya puede acreditar su existencia desde al menos el año 1552, lo que la convierte en la Hermandad de Pasión más antigua de la ciudad. Con sede en la ermita de Santa Ana, ha sabido mantener vivas sus tradiciones a lo largo de los siglos, adaptándose a los nuevos tiempos sin perder la esencia de su legado.
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