La sesión de ayer en el Congreso de los Diputados fue escenario de una contundente intervención que resonó en los pasillos de la política española. La vicesecretaria de Organización del Partido Popular, Fúnez, alzó la voz para denunciar lo que describió como un “monstruo de la corrupción” que se gestó en un coche, se extendió hasta Moncloa y Ferraz, y que, según sus palabras, “ya no cabe un escándalo más”. Su discurso no dejó lugar a dudas: la trama que acorrala al Ejecutivo, al PSOE y al entorno del presidente no es una anécdota de “tres pillos”, sino una profunda “conexión corrupta” entre el Partido Socialista y el Gobierno.
Un entramado conectado por “socialistas ejemplares” y “el Uno”
Fúnez alertó con vehemencia sobre un “entramado de causas siempre conectadas por varios socialistas ejemplares como Koldo y por el Uno, que es el que los eligió a todos”. Esta afirmación apunta directamente a la supuesta implicación de figuras cercanas al presidente y subraya la gravedad de la situación, sugiriendo una red de influencias y decisiones que van mucho más allá de incidentes aislados. La sombra de la corrupción, según el PP, se extiende por los pilares mismos del poder ejecutivo.
Defensa de la justicia y ataque a los bulos gubernamentales
Uno de los puntos más críticos de la intervención de Fúnez fue su enérgica demanda al Gobierno para que cese los ataques a quienes buscan la verdad. Jueces, periodistas y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) han sido, según el Partido Popular, blanco de difamaciones, como el “bulo de la bomba lapa a Sánchez”. “¿Desde cuándo se combate la corrupción atacando a los órganos que la persiguen?”, cuestionó Fúnez con indignación, remarcando que la UCO, la Guardia Civil, la Policía y la Justicia no tienen por qué defenderse ni pedir perdón por cumplir con su deber.
La vicesecretaria del PP fue aún más allá, exclamando que “nadie habría imaginado que hubiera que proteger del Gobierno a los jueces y a las FCSE”. Para Fúnez, esta situación es el reflejo más palpable de los siete años de Pedro Sánchez en La Moncloa, caracterizados por una supuesta erosión de las instituciones y un intento de silenciar a quienes investigan.
“¿Cuántas tramas más tienen que estallar?”
La pregunta retórica de Fúnez al Ejecutivo resonó con fuerza en el hemiciclo: “¿Cuántas tramas más tienen que estallar para que reconozcan que estamos ante uno de los mayores escándalos de la democracia?”. El PP exige una admisión de la magnitud de la crisis y un cambio de rumbo inmediato, ante lo que consideran un silencio y una negación inaceptables por parte del Gobierno.
La cuestión del feminismo y la corrupción moral
La corrupción denunciada por el Partido Popular no se limita únicamente a cuestiones económicas o de poder. Fúnez también abordó las “conversaciones y el trato denigrante hacia la mujer por parte de miembros del PSOE”, evidenciando que “ser socialista no es ser feminista”. Esta declaración añade una dimensión moral al escándalo, sugiriendo una hipocresía en el discurso del partido gobernante y un grave problema de valores internos.
Una encrucijada para el PSOE y sus socios
Finalmente, la vicesecretaria del PP emplazó tanto a los socios del Gobierno como a los propios socialistas a tomar una decisión trascendental. A los primeros, les instó a situarse “con Sánchez o con la democracia; con los que trabajan o con los que roban a los que trabajan”. A los miembros del PSOE, les planteó una encrucijada crucial: elegir entre “dejar caer a Sánchez o caer con él”. Fúnez concluyó su intervención con un llamamiento dramático: “Aún están a tiempo de salvar al PSOE y saltar del barco sanchista que se hunde en su propio fango”.
