La Plaza Mayor de Almagro se ha convertido este sábado en un auténtico tapiz humano de color, arte y tradición con la celebración del XXVII Encuentro Nacional de Encajeras, una cita que ha reunido a casi 300 participantes procedentes de diferentes puntos de la geografía española, consolidando a la ciudad encajera por excelencia como referente nacional en la preservación del arte del encaje de bolillos.
El evento, que ha contado con una multitudinaria asistencia de visitantes y amantes de la artesanía, ha vuelto a demostrar que el encaje sigue vivo, evolucionando sin perder su esencia. Entre los numerosos grupos de encajeras que desplegaron sus almohadillas, picaos y agujillas en el histórico enclave almagreño, ha destacado una presencia muy especial: la de Jeorge L. García, un “encajero” puertorriqueño afincado en Orlando (Florida, EE.UU.), quien participa ya por segunda vez en este encuentro.
Con su sonrisa amplia y su entusiasmo contagioso, García ha cautivado al público con su visión innovadora del encaje. Su destreza con los bolillos, unida a una profunda pasión por esta técnica centenaria, lo han convertido en un ejemplo de cómo la tradición puede cruzar fronteras y reinventarse. “A mí me emociona ver por dónde van los hilos, dónde comienzan y dónde terminan. Es como un rompecabezas que me motiva cada día”, ha explicado el artesano durante su participación.
El puertorriqueño, que descubrió el encaje de bolillos gracias a su maestra en la técnica del encaje del torchón, explicó que su fascinación por Almagro nació en 2007, cuando visitó la ciudad por primera vez junto a su madre. Desde entonces, asegura que cada regreso a esta localidad manchega es una experiencia inspiradora. “Me encanta la arquitectura, la historia, la energía del lugar… Aquí todo es espectacular”, señaló emocionado.
Más allá de su técnica, Jeorge L. García representa una nueva corriente dentro del mundo del encaje, al experimentar con materiales poco convencionales como el alambre o fibras vegetales, dotando a sus obras de un enfoque más artístico y contemporáneo. “El encaje no tiene por qué limitarse a la lencería o la decoración textil. Ahora muchos artistas lo utilizan para crear obras tridimensionales, esculturas o piezas que fusionan el arte y la tradición. Yo lo veo como pintar con hilos”, afirmó.
El artesano también hizo un llamamiento a las nuevas generaciones para que se acerquen a este arte centenario desde una perspectiva creativa y moderna: “A los jóvenes hay que motivarles con piezas que conecten con su tiempo. Pulseras, figuras, arte… El encaje puede ser un medio de expresión tan actual como cualquier otro. Es arte, y el arte no tiene edad”.
El Encuentro Nacional de Encajeras, organizado por el Ayuntamiento de Almagro, ha vuelto a reunir a asociaciones y talleres de toda España, consolidando su posición como una de las citas más importantes del calendario artesanal nacional. Las participantes —mayoritariamente mujeres, aunque cada vez con más presencia masculina— han compartido experiencias, técnicas y diseños, demostrando que la tradición encajera sigue viva gracias al esfuerzo y la pasión de quienes la mantienen.
La jornada, celebrada en un ambiente festivo y de compañerismo, ha puesto de manifiesto que el encaje de bolillos es una herencia cultural que trasciende fronteras y generaciones. Y, como recordó Jeorge L. García, “lo que antes era una tradición doméstica, hoy puede convertirse en una forma de arte universal”.
El XXVII Encuentro Nacional de Encajeras de Almagro cierra así una edición llena de talento, color y emoción, reafirmando el papel de la ciudad como capital del encaje y de la creatividad textil, un referente para todos aquellos que creen que el arte, como los hilos de los bolillos, une tiempos, lugares y corazones.
Para ver el trabajo de Jeorge L Garcia, puedes visitar su página en instagram: https://www.instagram.com/mrbobbinlace/
