La noche de ayer martes, Almagro se vistió de luto festivo para despedir a “Pezgoña”, la Sardina Carnavalera de este año, en una ceremonia cargada de emociones y tradición. El hall de la Casa Consistorial se transformó en un improvisado tanatorio donde, en presencia del cuerpo de la finada, familiares, amigos y las siempre fieles “Cachondísimas” le dieron el último adiós entre sollozos, lágrimas y carcajadas.
La velada estuvo amenizada con la tradicional invitación a sardinas y limoná, que ayudó a mitigar la tristeza de tan irreparable pérdida. Además, se celebró el II Concurso de Llantos y Lamentos, donde los mejores plañideros de la localidad demostraron su talento, rindiendo un homenaje singular a la difunta entre lágrimas y risas.
Hoy, Miércoles de Ceniza, la festividad culminará a las 18:30 horas con una comitiva fúnebre que, vestida de riguroso luto, acompañará a “Pezgoña” en su último recorrido por las calles de Almagro. El cortejo partirá de la Plaza Mayor y transitará por las calles Mayor de Carnicerías, Bernardas, Plaza de Santo Domingo y Virgen de las Nieves, para regresar nuevamente a la Plaza Mayor. Allí, “Pezgoña” será incinerada junto al inseparable “Juez Despeinado”, tal y como indica la esquela mortuoria oficial publicada en los medios locales.
El Miércoles de Ceniza marca el final del Carnaval y el inicio de la Cuaresma, periodo de preparación para la Pascua. El Entierro de la Sardina es un desfile transgresor cuyo personaje central, la sardina, ironiza sobre la Cuaresma a través de su tradicional símbolo de ayuno, el pescado. Los participantes del peculiar cortejo fúnebre varían según la localidad, pudiendo incluir viudas, autoridades, curas o militares, pero siempre visten de negro en señal de luto. Este entierro se realiza con todos los honores y simboliza enterrar el pasado y sus excesos, incluidos los del Carnaval, para dar paso a la sobriedad de las semanas previas a la Semana Santa.
Almagro, fiel a sus costumbres, ha demostrado una vez más cómo la tradición y la diversión pueden entrelazarse, convirtiendo el luto en una celebración que honra el pasado mientras se prepara para el futuro.